Todo pasó muy rápido… comenzamos fantaseando con tener un hijo y lo siguiente que recuerdo son las dos rayitas de la prueba de embarazo que sostenía en mi mano.
La gente me hablaba del milagro que en mí se había producido… de la bendición que había llegado a nuestras vidas… en ese entonces no lo entendía, sólo sabía que no había hecho nada, todo sólo “había pasado” y mi cuerpo en automático estaba haciendo el resto.
El tiempo fue transcurriendo rápidamente trayendo semana con semana nuevas sorpresas, desde escuchar por primera vez su latido hasta sentir sus pataditas… y fue entonces cuando empecé a entender ese milagro del que todos hablaban.
Mis 40 semanas se convirtieron en 37, las treinta y siete semanas más atemorizantes, sensibles, cambiantes y emocionantes de mi vida (hasta entonces). No recuerdo en ningún otro tiempo haberme sentido tan consentida y amada… sin lugar a dudas una de las mejores épocas que he vivido.
En mí siempre vivirá ese nostálgico recuerdo… de que una vez sentí, en carne propia, El Milagro.
Muchísimas gracias Mariángela por las hermosas fotos!!!
y por último, una foto tomada por Irving justo cuando se me empezaba a notar la panza. Amor: gracias por tu paciencia infinita para con la “Diana embarazada” sé que fué todo un reto. Te amo!
|
|
|
