Love, life y otras delicias… Decisiones que te cambian la vida.

El 20 de dic. del 2012 decidí emprender un viaje, pero no un viaje común, sino uno donde me enfrentaría a mi misma.

Les explico: toda mi vida había sido considerada “llenita” de esas niñas (espero simpática) que tienen sus cachetes regordetes.

De chiquita me enseñaron a que tenía que acabarme toda la comida que me servían, y desde que tengo uso de memoria, nunca estuve a gusto conmigo misma, independientemente de mi peso, otro tipo de inseguridades (que estoy segura todas tenemos o tuvimos alguna vez) afloraban siempre y hasta cierto punto no me dejaban ser yo misma.

Creo que gran parte de mi vida escolar estuve a dieta, recuerdo haber probado balines, chochitos, licuados, pastillas, polvos, gym, nutriólogo, masajes y cremas que prometían figuras esbeltas.

No sé en qué momento comenzó todo esto, hace unos meses vi unas fotografías de cuando tenía siete años y vi a una niña perfectamente normal, y yo no me sentía así, me hicieron creer que era “llenita” por no decirme gorda.

En diciembre del 2012 decidí ponerle un alto a todo esto y quise reconciliarme conmigo misma, porque esa lucha llevaba mucho tiempo y al parecer no había salido nada bueno de ello, excepto culpa.

No sabía por donde empezar, pero sabía que ya no quería estar a dieta toda mi vida, quería llegar a un punto en el que estuviera sana, y eso era todo. En esos momentos ya no me importó lo estético, sino que quería algo mejor para mi y para mi cuerpo; y es que me sentía como fuera de mi; me sentía mal, enferma… aparte de que mi ropa no me quedaba.

Creo que el acabose fue cuando en el gym al que iba, (acudí con el nutriólogo que estaba ahí)  recuerdo la ansiedad que sentía al ver la cita que se aproximaba y que seguramente el verdugo (nutriólogo) te haría subir al instrumento de tortura (la báscula) e indicaría lo mala persona que eras.

Me harté de esta sensación  y decidí acabar con ello, llegué y le dije: “ya no quiero estar a dieta” me podrías enseñar a comer? A lo que me contestó: “mmmh… tendrías que estudiar la carrera de nutrición”. Le pedí que entonces me recomendara algunos libros y me dijo “pues los de la carrera… pero que eran muuuuy caros”.

En ese momento me di cuenta que no iba a llegar a nada con esta persona y me marché, no regresé al gym ni a ver a ese nutriólogo.

No saben el alivio que sentí, al saberme libre del yugo de mi verdugo-nutriólogo. Estuve así como dos meses y obvio que subí de peso, mis hábitos alimenticios eran pésimos y no es que lo hiciera a propósito, pensé que estaba haciendo las cosas bien, me despertaba, hacía ejercicio, desayunaba, me iba al trabajo, preparábamos comida sana, todo parecía estar normal, pero entonces, ¿porqué seguía aumentando de peso?

Recuerdo que tuve que ir a comprar pantalones para el trabajo dos tallas arriba de lo que siempre usaba, porque ya no me venía mi ropa.

A mediados de diciembre en un restaurante de ensaladas (les digo que yo comía sano) hojeando una revista encontré un anuncio que decía: “Baja de peso, sin dietas milagrosas, ni medicamentos, solo aprenda a comer”.

Era como la respuesta a mis plegarias! ¿Qué podía yo perder? Nada en realidad.

El jueves 20 de diciembre me decidí y fui a ver este doctor… si, en efecto, estoy loca, ¿a quién se le ocurre ir con un nutriólogo para iniciar una dieta justo antes de las fiestas? …solo a mí. Y fue una de las mejores decisiones que he hecho en mi vida.

Por supuesto que tenía miedo, al principio pensé: “es una dieta más”, “un nutriólogo más” pero…. ¿de que va eso de “aprenda a comer?” eso fue lo que me enganchó.

Llegué y el nutriólogo era un señor delgado, en sus sesentas quizá? Pelo blanco, lentes, y con voz firme y fuerte, de esas que en cuanto las oyes, te das cuenta que la persona sabe de lo que habla.

Enseguida me dijo: “a la báscula”… glup. 70 kilos…

¡Ay Dios mío! Pensé… jamás me había sentido tan mal… nunca había pesado eso en mi vida entera! Me sentía en el hoyo. Checó mi presión y me dio las reglas del juego: empecé con la parte de “aprenda a comer”.

  1. Desayuna inmediatamente en cuanto te levantes.
  2. No harinas, no granos
  3. Sigue al pie de la letra tu dieta y en tu primer semana bajarás minimo 3 kilos.

Me entregó unas hojas llenas de información, algunas cosas ya las sabía, pero otras me sorprendieron muchísimo! Me fui con una mezcla de esperanza y escepticismo y así empecé mi primer semana…

….continuará….

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